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    Alberto Bolívar Ocampo. Politólogo. Profesor de Geopolítica en los Institutos Armados, el CAEN y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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“Chavín de Huántar” en el Marco de la Teoría de Operaciones Especiales(*)




1.- ¿Qué fue la Operación “Chavín de Huántar”?

No fue una operación militar común y corriente, como podría ser el caso del enfrentamiento de fuerzas militares convencionales, sino que se trató de una operación de rescate de 72 rehenes tomados por 14 terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru/MRTA el 17 de Diciembre de 1996 y que entra dentro de la categoría de lo que constituyen las operaciones especiales; siendo, a su vez, ejecutada por personal militar distinto al del militar convencional: fuerzas especiales.

El escenario general en el que se llevó a cabo fue un escenario urbano, lo que de por sí constituía desde el principio una gran ventaja para los terroristas del MRTA por las facilidades que el inmueble de la residencia del embajador japonés otorgaba para impedir, frustrar o desbaratar cualquier intento de las fuerzas del orden por rescatar sanos y salvos a los rehenes. Era un inmueble antiguo, de paredes más sólidas de lo normal y con estructuras de protección adicionales –como rejas en las ventanas y puertas de metal- por ser un potencial blanco del terrorismo, tal como había ocurrido con los dos ataques que Sendero Luminoso realizó contra la embajada del Japón en el distrito de Jesús María en 1992 y 1993.

En dicho inmueble era mucho más fácil para los terroristas controlar físicamente a los 72 rehenes, torturarlos psicológicamente –fueron muchas las veces en que hicieron “ejecuciones simuladas”- y a su vez tomar las medidas defensivas –bloqueo de potenciales sitios de acceso o fuga, según fuera el caso; minado de puertas, paredes y pasadizos, así como la edificación de obstáculos- que disuadieran a las fuerzas del orden a realizar una incursión de rescate.

Karl von Clausewitz en su obra “De la Guerra”, afirma: “La forma defensiva de la guerra es intrínsicamente más fuerte que la ofensiva. Contribuye a resistir poder, la capacidad para preservar y protegerse a uno mismo. Por lo tanto, la defensa tiene generalmente un objetivo negativo, que es el de resistir la voluntad del enemigo…Si vamos a montar una ofensiva para imponer nuestra voluntad, debemos desarrollar suficiente fuerza para superar la inherente superioridad de la defensa del enemigo” (1).

En el particular caso que nos interesa, los principios operacionales que se emplearon fueron los del llamado Close-Quarter Combat o Combate en Recintos Cerrados. El hecho de operar en un inmueble de las características de la residencia japonesa, hacía para los terroristas más fácil organizar su defensa y para los comandos, enfrentar un sinnúmero de obstáculos, algunos conocidos y otros desconocidos. Nunca la llamada “niebla de la guerra” de la que habló Clausewitz fue más densa que en esta clase de escenario.

En el Combate en Recintos Cerrados, la distancia en la que se enfrentan atacantes y defensores, es generalmente de dos o tres metros de distancia y a veces de menos, siendo esta la razón por la cual el tipo de heridas que mostraban los cuerpos de los terroristas podía muy bien asemejarse a una ejecución hecha extrajudicialmente y a sangre fría. Consideremos estos hechos: los comandos tenían que recorrer pasadizos, atravesar puertas para ingresar a habitaciones, cuidando eliminar a los obstáculos –los terroristas- y rescatar sanos y salvos a los rehenes. La potencia de fuego de las Heckler & Koch MP-5 empleadas, además de la distancia en la que eran usadas, producían un tipo de heridas impresionantes en los terroristas, porque además se aplicaba la técnica del Tiro Instintivo Selectivo: realizando dos disparos al cuerpo y uno a la cabeza. Esto lo repetían una y otra vez los atacantes porque como veremos más adelante, existía el imperativo operacional de asegurarse que los terroristas estuvieran realmente inutilizados, fuera de combate y así no pudieran hacer daño especialmente a los rehenes. Algo muy importante también a tomar en cuenta es que el número de bajas que pueden sufrir los comandos no interesa operacionalmente, si es que sirve para el cumplimiento de la misión, en este caso, el rescate sanos y salvos de todos los rehenes.

Desde el inicio del planeamiento de la operación el objetivo político y las consideraciones operacionales apuntaron siempre, después de ingresar al inmueble, a rescatar sanos y salvos a los 72 rehenes, eliminando toda oposición actual o potencial. Esto último es muy importante tenerlo en cuenta dentro de cualquier análisis que se haga de lo que pasó durante la operación porque el líder terrorista Néstor Cerpa Cartolini había en diversas oportunidades amenazado –declarando ante la prensa, amenazando en privado a los rehenes y durante las negociaciones- que estaba dispuesto a matar absolutamente a todos los rehenes, alardeando a su vez que de darse el caso, sus hombres tenían los medios y la disposición para cumplir dicha tarea.

Es por ello que el imperativo operacional era el de, no sólo eliminar a los obstáculos actuales o potenciales, sino sobre todo a asegurarse una y otra vez que así fuera. Ello explica la cantidad de disparos que recibieron la mayoría de terroristas. Un terrorista vivo y con los medios y la decisión para causar daño tanto a los rehenes, como a la fuerza de rescate, o un terrorista presumiblemente muerto, son los obstáculos actuales o potenciales que hay que eliminar, y, desgraciadamente por la naturaleza de la operación y los riesgos políticos que acarrea, asegurarse una y otra vez que el obstáculo ha sido eliminado. Salvo que la operación tenga como objetivo principal o secundario tomar prisioneros con fines de obtención de inteligencia o por razones políticas o propagandísticas, la rapidez, precisión y violencia de la operación no lo permiten. Las investigaciones posteriores al intento de denuncia penal contra todos los integrantes del Comando Pachacútec por supuestas ejecuciones extrajudiciales de al menos un terrorista, demostraron que si las hubo fueron realizadas por personal ajeno a la fuerza atacante inicial, por los buitres a los que se refirió el ministro de Defensa Aurelio Loret de Mola el 20 de Mayo de 2003.

Si hubo terroristas que efectiva y comprobadamente se rindieron, asesinarlos fue un grave error dentro de una operación militar, que como veremos, tenía gran contenido político porque esa es generalmente la naturaleza de las operaciones especiales. El presentar a terroristas vivos hubiese representado obtener información sobre la organización y un golpe político –además de militar- mucho más grande y embarazoso para el MRTA.

Cabe mencionar el hecho que en los desfiles militares por Fiestas Patrias de 2002, 2003 y 2004, el Comando Pachacútec ha sido no sólo la primera unidad en desfilar, sino también la que más aplausos recibió del público asistente.

En Mayo de 1980, cuando un grupo de terroristas contrarios al régimen del Ayatolá Jomeini tomaron por asalto la embajada iraní en Londres, los británicos del Special Air Service/SAS –tal vez los mejores soldados del mundo-no entraron a tomar prisioneros, sino a rescatar a los rehenes porque la obtención de inteligencia había establecido desde el inicio de la crisis la clara determinación de los terroristas para eliminar a los cautivos. Cuando efectivamente asesinaron a un rehén, se decidió proceder. Uno de los 6 secuestradores sobrevivió, no porque los del SAS así lo quisieron, sino porque un grupo de mujeres rehenes lo protegió. Incluso, el cuerpo de uno de los terroristas presentó ochenta y dos impactos de bala (2).

Y en Mogadiscio, cuando terroristas palestinos secuestraron un avión de Lufthansa en Octubre de 1977, los comandos alemanes del Grenzschutzgruppe Neun/GSG-9 mataron a tres de los cuatro terroristas, sobreviviendo gravemente herido uno de ellos porque simplemente fallaron el tiro y no insistieron por ser una operación especial dentro de un avión.

Cuando la masacre de Munich en Septiembre de 1972, la mala coordinación, malos equipos de comunicación y francotiradores inexpertos permitieron que murieran 10 rehenes en el aeropuerto: mala puntería y la falta de decisión de uno de los francotiradores, en cuestión de segundos, permitieron que un terrorista herido ametrallara a los 10 atletas que estaban en un helicóptero, para a renglón seguido arrojar una granada sobre el mismo. Inmediatamente fue abatido, pero ya el daño estaba hecho. Este tremendo fracaso llevó al gobierno alemán encargarle al Coronel Ulrich Wegener organizar el GSG-9 (3).

La moraleja es que los efectivos de fuerzas especiales tienen que asegurarse una y otra vez, que el obstáculo ha dejado de ser un peligro actual o potencial. No es por falta de humanidad ni violación a los Derechos Humanos o a las leyes de la guerra, sino tal como dijo el prestigioso periodista Gustavo Gorriti, tan sólo un frío imperativo operacional para cumplir el objetivo encomendado, que en el caso de “Chavín de Huántar”, fue el de rescatar sanos y salvos a los 72 rehenes (4).

2.- ¿Qué son las Operaciones Especiales?

Son operaciones de escala pequeña, clandestinas, abiertas o encubiertas, de una naturaleza heterodoxa y frecuentemente de alto riesgo, que se llevan a cabo para conseguir objetivos políticos o militares de significación, siempre en apoyo de la política. Dice Bo Gritz que “las operaciones especiales son especiales porque no hay un libro de texto para lineamientos o casos clásicos de donde extraer lo necesario para afrontar el reto de hacer algo que no se había hecho antes. Requieren del pensamiento original de una mente que no está restringida o encasillada por las percepciones normales de lo que puede o no hacerse. Cada nueva invitación borra conceptos pasados y se convierte en su propio universo para ser analizado, organizado y enfrentado” (5).

La orden de realizarlas siempre es resultado de un análisis y la consiguiente decisión tomados al más alto nivel de la política. Ejemplos: el primer ministro Isaac Shamir ordenando a sus fuerzas especiales el rescate de los rehenes judíos en Entebbe (Julio de 1976), el canciller alemán Helmut Schmidt ordenando a los comandos del GSG-9 tomar por asalto el avión de Lufthansa y liberar a los rehenes tomados por terroristas palestinos en el aeropuerto de Mogadiscio, en Somalia (Octubre de 1977); el presidente Jimmy Carter y su decisión de realizar la fallida operación “Garra del Aguila” para liberar a los rehenes americanos en su embajada en Irán (Abril de 1980) (6), la primera ministra Margaret Thatcher dando luz verde a los comandos del Special Air Service para realizar la operación “Nimrod” y acabar con la crisis de la toma de la embajada iraní en Londres (Mayo de 1980), o el presidente colombiano Belisario Betancur ordenando el salto del Palacio de Justicia de Bogotá tomado por terroristas del M-19 (Noviembre de 1985).

En todos estos casos los riesgos políticos eran altísimos por las a su vez altísimas probabilidades que se produjeran considerables bajas en los rehenes, y salvo en el último caso –casualmente por eso fue un tremendo fracaso- fueron llevadas a cabo por fuerzas especiales. Tanto Carter –le costó la reelección en noviembre de 1980- como Betancurt asumieron la responsabilidad y los costos políticos de ambos fracasos.

En el caso de “Chavín de Huántar” los riesgos políticos eran altísimos: era territorio japonés, uno de los rehenes era el embajador de ese país, había funcionarios diplomáticos y de empresas japonesas que también estaban cautivos; de rehenes también se encontraban el embajador boliviano, el canciller peruano, así como altos magistrados y funcionarios también peruanos. Todo era muy riesgoso y complejo. Fue por ello que se decidió la conformación del Comando Pachacútec con oficiales, técnicos y suboficiales de las fuerzas especiales de las fuerzas armadas peruanas. No podía intentarse una operación de rescate alguna utilizando fuerzas convencionales, como erróneamente hicieron los colombianos en 1985, terminando todo en una masacre.

La naturaleza de las operaciones especiales hace que, en especial en caso de acciones contraterroristas, sean descritas más como parapolíticas que paramilitares. El objetivo principal es político y los riesgos políticos son frecuentemente muy altos (7). Es por estos motivos que los encargados de ejecutarlas tienen que ser efectivos de Fuerzas Especiales, algo en lo que profundizaremos más adelante.

Esta clase de operaciones pueden ser descritas como heterodoxas o no convencionales. Es deseable guardar el secreto, principalmente en las fases de planeamiento y entrenamiento, aunque no siempre es posible, siendo por ello usualmente encubiertas o clandestinas (8).

Las operaciones especiales exitosas son a menudo caracterizadas por su simpleza, innovación, imaginación y sutileza. Algunas son directas, pero a menudo están basadas en la estrategia de la “aproximación indirecta”. Se basan en la habilidad de los efectivos, en la rapidez, sorpresa, flexibilidad, engaño e inteligencia oportuna y veraz. Pueden comprender el uso de la violencia, pero dicho uso es selectivo: para la eliminación de los obstáculos actuales o potenciales que se anteponen al cumplimiento de la misión asignada (9).

A menudo, esta clase de operaciones comprende el hacer algo que no se había hecho antes – el uso de planeadores por parte de comandos alemanes para tomar la fortaleza belga de Eben Emael en mayo de 1940 (10), el asalto a un avión por parte del GSG-9 en 1977 o el uso de túneles en el caso peruano- y algo muy importante a tomar en cuenta es que no se puede hablar de una típica operación especial. La mayoría son en respuesta a un requerimiento ad hoc o particular del uso de capacidades extraordinarias. Para John Arquilla, es que el uso de nuevas doctrinas o técnicas las puede convertir en algo de un solo uso porque otros buscarán después usar contramedidas contra esa técnica en particular. Por su parte, James Adams sostiene que “los terroristas también aprendieron de Entebbe y Mogadiscio. Reconocieron que el secuestro, lejos de ser una simple operación que casi siempre terminaba en un acuerdo, era ahora una aventura de alto riesgo. No sólo declinó en popularidad el secuestro, sino que cuando se dio, los secuestradores mostraron mayor sofisticación. Cualquier tipo de técnica de asalto en el mejor de los casos, sólo una vez. Después de ello, las tácticas deben cambiarse” (11). En otras palabras, la técnica de los túneles usada en “Chavín de Huántar” va a ser muy difícil que pueda volver a usarse. En este caso funcionó porque la inteligencia peruana realizó una extremadamente riesgosa maniobra de engaño estratégico que visaba que Néstor Cerpa Cerpa Cartolini “descubriera” los túneles el 6 de marzo de 1997 y convocara a una conferencia de prensa para denunciar este hecho. La clave de toda la operación era el uso de los túneles. Si efectivamente eran descubiertos muy cerca del Día D, la crisis se hubiera prolongado indefinidamente. Era, por ende, menester que se “descubrieran” antes. Se sabía que Cerpa era altanero y ególatra. Ese “descubrimiento” aumento su altanería, su egolatría y le hizo creer que había dejado en ridículo al gobierno. A partir de ese momento, todos los rehenes fueron trasladados al segundo piso de la residencia –facilitando la instalación de las cargas explosivas al final de los túneles- y Cerpa se preocupó de vigilar hacia el norte y el sur, hacia el este y el oeste, y por si acaso, hacia arriba, olvidándose de los que sucedía debajo de él. Y fue por ahí que le vino el infierno a las 15:23 del martes 22 de Abril de 1997.

Como en toda operación especial exitosa, se tuvo inteligencia precisa e incluso en tiempo real. La inteligencia peruana actuó muy profesionalmente en este caso, introduciendo micrófonos y diminutas cámaras de video, y coordinando con un grupo de rehenes para obtener información acerca de lo que sucedía al interior de la residencia (12)

Todo indica que también se contó con ayuda externa para la obtención de inteligencia. Era conocido que personal peruano, estadounidense y japonés revisaba la basura para encontrar pistas y mensajes, pero hay otras cosas que no se conocían. Entrevistado en Mayo de 1998, Richard Clarke, entonces coordinador de todos los esfuerzos contraterroristas de la administración de Bill Clinton, reveló que instantes después que los terroristas del MRTA irrumpieran en la residencia del embajador japonés, él ya estaba presidiendo los esfuerzos gubernamentales para liberar a seis estadounidenses que se encontraban entre los iniciales 400 rehenes. Indicó que lo primero era que las personas adecuadas hablaran entre ellos. “Todas las agencias preocupadas- Departamento de Estado, CIA, Departamento de Justicia y Departamento de Defensa- fueron conectadas a una conferencia segura por video”, recuerda Clarke. “Una hora después que ocurriera el evento, las unidades se estaban moviendo”. Arribó al Perú la Foreign Emergency Support Team/FEST o Equipo de Apoyo para Emergencia Externa, un equipo inter-agencias para manejo de crisis. En un hecho poco conocido, Clarke revela que cinco días después que se inició la crisis, se estaban haciendo los preparativos para un asalto conjunto Perú-EE.UU., usando un túnel y tecnología para vigilancia de última tecnología. “No sé si detectaron o no el movimiento de nuestras unidades”, recuerda Clarke. “Fue ciertamente una coincidencia que por ese tiempo liberaron a nuestros rehenes”. A partir de entonces, los EE.UU. “se relegaron a proporcionar asesoría, apoyo y asistencia técnica al gobierno del Perú”, el cual usó equipos de vigilancia de la CIA para atacar la residencia. Se refieren al avión espía Schweizer RG-8A, conocido como “el cóndor” o el “avión fantasma”. La información multiespectral que proporcionó facilitó el mapeo del área, la detección de minas puestas por los terroristas y grabación de conversaciones al interior de la residencia (13). Lo cierto es que se puede considerar el primer ejemplo importante de cooperación antiterrorista internacional antes del 11 de Septiembre de 2001.

3.- ¿Qué son las Fuerzas Especiales?

Son fuerzas militares seleccionadas, equipadas y entrenadas para hacer lo que fuerzas regulares no pueden hacer: asestar golpes de mano no ortodoxos, esto es, inesperados golpes violentos, usualmente montados y ejecutados fuera del establishment militar tradicional, que ejercitan un efecto sobrecogedor sobre el enemigo; preferiblemente al más alto nivel(14). Para Peter J. Schoomaker, las fuerzas de operaciones especiales cumplen funciones que, por cuestiones de estructura, resultan imposibles a las fuerzas convencionales, de ahí que sean una fuerza que agrega valor al esfuerzo total, más bien que un elemento redundante (15).

Son fuerzas de elite, pero como bien puntualiza Gray (16), entendido esto como una cualidad que se refiere estrictamente a los estándares de selección y no a la actividad que deben cumplir los soldados seleccionados. Las fuerzas de operaciones especiales deben ser fuerzas de elite, pero fuerzas de elite generalmente no son fuerzas de operaciones especiales. Es el caso de las fuerzas aerotransportadas. Son fuerzas de elite –para cumplir propósitos específicos, como establece la doctrina rusa de los Spetznas-, mas no son fuerzas especiales.

Son significativamente más adaptables a condiciones inesperadas, que otras clases de fuerzas militares y sus efectivos deben conocer el propósito, esto es, comprender y ejecutar el objetivo principal de la misión sin importar los obstáculos que pueden surgir. Hay dos aspectos de este principio. Primero, el propósito debe ser claramente definido por la misión: destruir el dique seco (Operación “Chariot”: los comandos británicos en el raid a St. Nazaire en Marzo de 1942), rescatar a prisioneros de guerra (los Rangers americanos en Cabanuatán, Enero de 1945; los Boinas Verdes en Son Tay, Noviembre de 1970), rescatar sanos y salvos a los rehenes (Entebbe 1976, Mogadiscio 1977, Teherán 1980, Londres 1980, Lima 1997). La misión debe ser internalizada de tal forma para asegurar que en el calor del combate, no importando lo que pase, el soldado individual comprenda el objetivo principal (17).

El segundo aspecto es el compromiso personal. El Teniente Coronel Henry Mucci, quien comandó al 6º Batallón Ranger que rescató a 512 prisioneros de guerra de un campo de la muerte japonés en Canabuatán en 1945, comprendió la necesidad del compromiso personal. Antes de la operación se dirigió a sus hombres: “¡Será mejor que se arrodillen y recen! ¡Maldita sea…no lo finjan! ¡Lo que quiero decirles es…RECEN.! ¡Y quiero que juren por Dios…Juren que morirán peleando antes de permitir cualquier daño a esos prisioneros de guerra!”

Similarmente, el General Joshua Shani, encargado de los aspectos aéreos en Entebbe, declaró varios años después: “Estábamos absolutamente comprometidos en ver que se completara la tarea…Estábamos luchando por Israel” (18).

Para no quedarnos atrás, basta leer la carta que el Comandante Juan Chizito Valer dejó antes de morir. Fue un reflejo del compromiso y la determinación de los 140 miembros del Comando Pachacútec. Tuvieron casi el 25% de bajas, señal de lo difícil de la operación por la fanática resistencia de los terroristas y las trampas explosivas que sembraron por doquier. El y el Teniente Raúl Jiménez ofrendaron sus vidas, otros 27 comandos sufrieron heridas de toda consideración. Varios están lisiados de por vida. Lo hicieron porque estaban totalmente comprometidos con la misión encomendada: rescatar sanos y salvos a los 72 rehenes.

El propósito de la misión debe ser meticulosamente comprendido antes de entrar en acción y los hombres deben estar inspirados con una sensación de dedicación personal que no conoce límites. Por ello, McRaven cita al Capitán alemán Otto Skorzeny cuando dijo una vez: “Cuando un hombre es movido por el puro entusiasmo y por la convicción de que está arriesgando su vida en una noble causa…proporciona los elementos esenciales para el éxito.”(19)

4.- Las Fuerzas Especiales y el Terrorismo Internacional.

No hay peor enemigo para los grupos terroristas, que las fuerzas de operaciones especiales. GSG-9, SAS, Boinas Verdes, Fuerza Delta, Sayaret Metkal, Comando Pachacútec, etc., son el equivalente a malas palabras para los terroristas palestinos, para los del IRA irlandés, para Sendero Luminoso y el MRTA, y últimamente para Al Qaeda y los talibanes en Afganistán y en todo el mundo.

Esta clase de enemigos posee la capacidad de anticiparse, comprender y anticiparse a las acciones de los terroristas. Como dicen en el GSG-9: “Piensa como un terrorista. Pelea como un Comando”.

El uso del SAS durante la llamada Emergencia de Malaya (1948-1960) fue decisivo para la derrota de una muy bien preparada insurgencia maoísta (20). Lo mismo lograron en Borneo, Kenya, Omán.

En Irlanda del Norte y fuera de ésta, le han asestado fuertes golpes al IRA. Varios SAS han caído, pero lo característico es que sus muertes fueron causadas con un ensañamiento inimaginable por parte de los terroristas.

En Marzo de 1988, la contrainteligencia británica tuvo conocimiento que equipo de tres miembros del IRA se dirigía a Gibraltar para hacer estallar un coche bomba contra una banda militar británica durante la ceremonia del cambio de guardia en la residencia del gobernador del peñón. Un pequeño y discreto grupo del SAS fue desplegado a la zona (Operación “Flavio”). Frustraron el atentado, matando a los tres terroristas. Rápidamente el aparato propagandístico del IRA, apoyado por sectores de la izquierda europea, acusó a los comandos británicos de “Asesinato y uso excesivo de la fuerza”. El caso llegó hasta la Corte Europea de Derechos Humanos con sede en Estrasburgo, Francia. Fueron absueltos en 1995.

Al GSG-9 también le sucedió algo similar el 27 de Junio de 1993, cuando en la localidad de Bad Kleinen, en una operación realizada conjuntamente con la Bundeskriminalamt/BKA se procedió a detener a Birgit Hogefeld y Wolfgang Grams del grupo terrorista Facción del Ejército Rojo. Hogefeld fue detenida, pero Grams sacó un arma escondida, matando instantáneamente a un comando del GSG-9 e hiriendo gravemente a otro. A su vez, Grams fue muerto por los otros comandos. Poco después, los tabloides izquierdistas comenzaron a publicar noticias en el sentido que había “testigos” que vieron cómo Grams “fue asesinado a sangre fría” por los comandos. Se desató tal escándalo, que altos funcionarios de la seguridad alemana tuvieron que renunciar. Presionados por los izquierdistas, hubo quienes dentro del gobierno de Helmut Kohl pidieron desbandar al GSG-9. El canciller alemán no sólo no les hizo caso, sino que realizó una muy publicitada visita a la unidad para alabar y realizar un eulogio del oficial muerto, además de expresar su rabia porque un asesino había sido transformado en mártir(21).

Mencionamos esto, porque guarda similitudes con lo que sucedió el año 2003 con los miembros del Comando Pachacútec. Veamos el momento o timing político y estratégico de la fallida denuncia:

- Dos semanas después que la televisora Frecuencia Latina propalara un informe mostrando cómo nuestras fuerzas especiales se estaban preparando para ir a resguardar la frontera con Colombia y prevenir cualquier penetración de las FARC. Estas han venido financiando el resurgimiento de Sendero Luminoso como una medida preventiva y defensiva de su flanco sur. Es una forma de resucitar al antiguo enemigo de un potencial enemigo o por lo menos obstáculo para sus actividades proselitistas además de ilícitas, como el narcotráfico.

- Todo indica que tanto Sendero como las FARC tienen vínculos con Al Qaeda de Osama bin Laden. El hilo conductor no sería otro que las plantaciones de amapola y su consiguiente producto: la heroína. El tráfico de esta droga puede terminar siendo más beneficioso económicamente hablando para los terroristas sudamericanos, de lo que fue el tráfico de cocaína. El 8 de Abril de 2002, el diario Correo informó que los cultivos de amapola han aumentado en un 100% en el Perú. Plantaciones crecen en zonas inhóspitas de San Martín, Amazonas, Huánuco y Cajamarca. Por un litro de látex cada campesino recibe entre 1,000 y 1,200 dólares. Comparemos con la otra droga: el precio del kilogramo de PBC bruta está entre los 380 y 420 dólares, y el kilogramo de PBC lavada es de 810 dólares. El kilo de clorhidrato de cocaína en el mercado negro es ofertado en 1,350 dólares. Después de todos estos argumentos ¿no es justo preguntarse si detrás de toda la acusación no estuvieron poderosas fuerzas narcoterroristas de alcance global?

- Ante el resurgimiento de Sendero Luminoso en el Apurímac, Ene y Huallaga, el gobierno está diseñando una estrategia contraterrorista en la que el uso de fuerzas especiales tiene un peso muy grande. ¿No constituyó la denuncia una maniobra de un sector radical de la izquierda por afectar la moral de un tipo de fuerzas militares que casualmente son las más apropiadas para lidiar con el terrorismo? El 11 de Julio de 2003 murieron cinco efectivos de las fuerzas especiales peruanas (cuatro del Ejército y uno de la Armada), más dos guías civiles, en una emboscada terrorista en el Ene. Por su parte, el ministro de Interior Fernando Rospigliosi actualmente está buscando el financiamiento para organizar y equipar un Batallón Contraterrorista de la Policía Nacional.

- La denuncia se conoció un día antes del paro nacional organizado también por la izquierda radical para el 14 de mayo de 2003. Sabemos que preparaban maniobras y asonadas verdaderamente desestabilizadoras, lo cual fue denunciado y demostrado con claridad por el ministro del Interior. De haberse vista rebasada la Policía Nacional, el Ejecutivo podría haber aplicado el numeral 1 del artículo 137 de la Constitución Política del Perú y ordenado a las fuerzas armadas encargarse de restablecer el Orden Público. Después de la denuncia, ¿los miembros de las fuerzas armadas no se sentirían naturalmente desincentivados y preocupados de poder ser acusados judicialmente de algo como “uso excesivo de la fuerza” después del paro? ¿Tendrían la voluntad de hacerlo?

- Durante el paro pudimos ver por la señal de Canal N que varios de los piquetes de manifestantes gritaban consignas como “¡Comando Pachacútec: el pueblo te repudia!” ¿Coincidencia? Eso no existe en política. Era parte del tinglado organizado por los marxistas.

- Después del 11 de Septiembre de 2001, el terrorismo se ha globalizado y puede asestar golpes mortales como los de Nueva York y Washington, D.C. En esta guerra a escala global los países están usando dos armas esenciales para la victoria: la inteligencia y las fuerzas especiales. Se están llevando a cabo operaciones multinacionales en esos aspectos de la guerra contra el terror. En una región tan inestable como Sudamérica y cuando actores extra-regionales como Al Qaeda comienzan a hacer sentir su presencia, ¿la denuncia no fue una clara maniobra para afectar la moral y por ende, las capacidades operacionales de fuerzas especiales de reconocida excelencia profesional? Y no nos referimos sólo a “Chavín de Huántar”, sino también al vital rol que cumplieron en 1995 para estabilizar el frente cuando el enfrentamiento con el Ecuador en el Cenepa, después de las desastrosas dos primeras semanas del conflicto.

El Perú debe crear, en base a todas sus experiencias en materia del uso de fuerzas especiales, un Comando Unico de Operaciones Especiales que incluya incluso a las fuerzas especiales de la Policía Nacional. Debe crear una Doctrina Peruana de Operaciones Especiales, además de aumentar su presupuesto para que a su vez se incremente su excelencia operativa.

“Chavín de Huántar” se ha convertido en un paradigma de operaciones especiales a nivel mundial porque puso fin a una grave crisis con una mínima pérdida de rehenes –uno de setentidós- y de un modo que fue la admiración del mundo. No lo olvidemos y sintámonos orgullosos por ello.

NOTAS

(1) Citado por William H. McRaven: Spec Ops: Case Studies in Special Operations Warfare: Theory and Practice (Novato, California: Presidio Press, 1995), 3.

(2) Doug Campbell: “SAS Dares & Wins: A Raid That Worked”, en Soldier of Fortune de Septiembre 1980, 26-29.

(3) “War Without Boundaries”, en Time del 31 de Octubre de 1977, 6-17. Ver también el artículo de Samuel M. Katz “GSG-9: Think Like a Terrorist, Fight Like a Commando”, en Soldier of Fortune de Diciembre 1997, 60-63.

(4) Entrevistado por Jaime de Althaus en el programa La Hora N, Mayo de 2003.

(5) Citado en Martín Arostegui: Twilight Warriors: Inside The World´s Special Forces(Nueva York: St. Martin Press, 1995), 116-117.

(6) Ver “Another Rescue Mission” en Newsweek del 12 de Mayo de 1980 y Paul B. Ryan: The Iranian Rescue Misión: Why It Failed (Annapolis, Maryland: Naval Institute Press, 1985).

(7) Maurice Tugwell y David Charters: “Special Operations and the Threats to United States Interests in the 1980´s”, en Special Operations in US Strategy,Fank R. Barnett, B. Hugh Tovar y Richard H. Shulz (editores) (Washington, D.C.: National Defense University Press y National Strategy Information Center, Inc., 1984), 34.

(8) Ibid., 34-35.

(9) Ibid., 7.

(10) W.H. McRaven, op. cit., 13.

(11) John Arquilla en la Introducción a From Troy To Entebbe: Special Operations in Ancient and Modern Times, J. Arquilla (editor) (Lanham, Maryland: University Press of America, Inc. 1996), xxi y James Adams: Secret Armies: Inside the American, Soviet and European Special Forces (Nueva York: The Athlantic Monthly Press, 1987), 88.

(12) Ver el artículo de Javier MoragaEl Rehén Que Coordinó El Rescate”, en Qué Pasa , Santiago de Chile, 15 de Mayo de 1997.

(13) M.J. Zuckerman: “Clarke coordinated rescue of U.S. hostages in Peru”, en USA TODAY del 22 de Mayo de 1998, 6A, y “El mosquito espía” en la revista colombiana Cambio , Febrero 14-21, 2000.

(14) Colin S. Gray: Explorations in Strategy (Wesport, Connecticut y Londres, 1996), 149 y M.R.D. Foot, cit. en M. Tugwell y D. Charters, op. cit, 34.

(15) Teniente General US Army Peter J. Schoomaker: “Operaciones Especiales: Forjando la Fuerza del Futuro”, Military Review, Marzo-Abril 1997, 54.

(16) C.S. Gray, op. cit., 158.

(17) W.H. McRaven, op. cit., 21.

(18) Ibid., 23.

(19) Ibid., 23.

(20) Recomendamos el excelente libro de de Alan Hoe y Eric Morris Re-enter the SAS: The Special Air Service and the Malayan Emergency (Londres: Leo Cooper,1994).

(21) S.M. Katz, op. cit., 62.


(*) Alberto Bolívar. Publicado en la Revista Vivir Bien. Septiembre 2004.

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