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    Alberto Bolívar Ocampo. Politólogo. Profesor de Geopolítica en los Institutos Armados, el CAEN y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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Tensiones en el Asia-Pacífico (*)




El lanzamiento de misiles de corto (“Scud”), mediano (“Nodong”) y largo alcance (“Taepodong-2”) por parte de Norcorea, y que en su mayoría han caído en las inmediaciones del Mar del Japón, eleva peligrosamente las tensiones en una península que de por sí ya era uno de los puntos mas “calientes” del planeta y en todo el conjunto estratégico Asia-Pacífico.

Coincide con las agrias discusiones entre los aliados Tokio y Seúl por unos islotes en disputa (Takeshima en japonés y Dokdo en coreano) y confirma el fracaso de las negociaciones G-6 (las dos Coreas, Japón, EE.UU., Rusia y China), promovidas por este último país – si no aliado, por lo menos protector de Pyongyang -, con la finalidad de convencer a Kim jong-il para que abandone sus programas nuclear y de misiles balísticos. A mediados de 1994, poco antes de la muerte de Kim il-sung, también se llegó a tensiones que se resolvieron con un acuerdo en el que, a cambio de petróleo y comida, Norcorea se comprometía abandonar esos programas. No sólo no cumplió, sino que constantemente provocó incidentes tratando de llevar las cosas al límite – una de las características de su postura negociadora – para conseguir más beneficios, como cuando en agosto de 1998 lanzó misiles “Taepodong-1” que sobrevolaron el Japón (la retaguardia estratégica de EE.UU. en la región.)

Se estima que poseen armas nucleares, estándose en la duda si tecnológicamente tienen la capacidad de convertirlas en ojivas nucleares para lanzarlas en misiles. También poseen armas químicas y bacteriológicas, que como anticipo a un gran ataque convencional, sí podrían lanzarse con artillería de largo alcance contra los 33,000 efectivos estadounidenses y sus aliados surcoreanos acantonados cerca del Paralelo 38 y contra Seúl, situada a 60 kilómetros de la eufemísticamente llamada “zona desmilitarizada”; cercanía que ha llevado a pensar en edificar otra capital 160 kilómetros más al sur, en la provincia de Chungcheong.

El uso de armas de destrucción masiva contra Surcorea y eventualmente el Japón, llevaría a una respuesta nuclear por parte de los EE.UU., tal como en la crisis de 1994 expresamente lo advirtiera el presidente Bill Clinton. ¿Cuál sería la actitud de China – principalmente - y Rusia? ¿El primero se arriesgaría a un enfrentamiento incluso nuclear con los EE.UU. por Norcorea? Tanto Beijing como Moscú han dado señales de que vetarían cualquier Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que contemple sanciones contra Pyongyang, pero recordemos que estamos en la “Era de la Unilateralidad”.

El Perú debe seguir con suma atención y preocupación lo que sucede en el cuadrante noroccidental de la Cuenca del Pacífico porque de estallar, no sería un conflicto convencional, sino con armas de destrucción masiva, elementos que elevarían exponencialmente los niveles de muerte y destrucción en países que son claves para nuestra estrategia de proyección comercial transpacífica y – obviamente - retrasarían indefinidamente el advenimiento de la tan esperada “Era del Pacífico”.


(*) Alberto Bolívar. Publicado en La Primera, 10/Jul/06

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